Las detenciones practicadas durante los últimos años, a las que suman las más recientes ocurridas la semana pasada en Barcelona, Gerona, Ávila y Ciudad Real, relacionadas con la organización terrorista Daesh o Estado Islámico, evidencian que el radicalismo musulmán es una grave amenaza para España.
España claudicó desde el primer momento en el que una religión como el islam abrió la primera mezquita, síntoma de la pérdida de fuerza pública de la Iglesia Católica, que ha apoyado a un partido, que ni es católico ni se comporta como tal. En Japón por ejemplo, las normas son bien diferentes: no se cede terreno público para hacer mezquitas, y está prohibido el proselitismo religioso. Allí no hay problemas de terrorismo yihadista.
Por otro lado, denunciamos la doble moral del gobierno español, que por un lado denuncia los crímenes yihadistas, y por otro financia a Estado Islámico a través de la Unión Europea e Israel, para que derroque al legítimo gobierno baasista de Siria. Parece que el gobierno español y sus servicios secretos ignoran que el objetivo final de EI es recomponer el califato que en su día llegó a tener al-Andalus.
Los falangistas exigimos el fin de la politica seguidista en Oriente Medio, el repliegue de nuestras tropas acantonadas en Líbano y Afganistán. ¿Queremos un ejército de defensa nacional, no sometido a los intereses de Barack Obama!
