Hace años, en los comienzos de Podemos, el hoy Vicepresidente Pablo Iglesias llamaba a su entorno a acercarse a sectores normalmente ajenos a la izquierda, como era el caso de los policías y los militares. No les animaba a ello por convencimiento, sino por estrategia, ya que el voto de un policía y un militar valía en las urnas lo mismo que el de un joven desempleado o un trabajador precario, que eran los nichos a los que Podemos dirigía sus mensajes.
Las recientes declaraciones de Pablo Iglesias minusvalorando el trabajo de policías y militares, van en la línea de otras de desprecio hacia los sectores que considera “privilegiados” (aunque sus integrantes dispongan de una nómina inferior a la suya) y delatan las fobias y obsesiones de la izquierda progre más retrógrada.
Los falangistas estimamos que policías y militares, como trabajadores del Estado, deben ser respaldados y respetados por el gobierno, que debe procurarles los medios materiales y humanos necesarios para el desempeño de su labor.
Del mismo modo, entendemos que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y las Fuerzas Armadas deben estar al servicio de los españoles en aquellas tareas que sean necesarias, garantizando nuestra seguridad y la integridad territorial de España. Sin duda, más útiles para el pueblo español son los militares realizando tareas de rastreo de posibles contagiados que enfrascados en alguna misión bélica al servicio de la OTAN y la ONU, del mismo modo que mayor servicio prestará la policía a los españoles si se encarga de supervisar que se cumplen en la calle medidas razonables de prevención contra el coronavirus que reprimiendo las protestas de los agricultores o las manifestantes por la unidad de España.
