El nuevo plantel de ministros que ha “encasquetado” Mariano Rajoy al pueblo español no nos convence, por haber dado buena muestra en el pasado de lo poco que les importa el bien común. La línea dura continuista la marcan Soraya Sáez de Santamaría, Dolores de Cospedal, Luis de Guindos, Fátima Báñez y Montoro, por lo que auguramos una legislatura caracterizada por soportar una carga fiscal dura, por un escaso índice de creación de empleo, y por un seguidismo a las agresivas políticas de Bruselas.
Rajoy ha apostado por las caras amables del ministro de Cultura, que en su breve paso por su ministerio no se ha enfrentado a los grandes retos de la Educación, y ha estado más pendiente de reconciliarse con los titiriteros de la ceja que en buscar soluciones a la grave crisis de valores que asola a la escuela española; y por Rafael Catalá, quien tampoco ha aportado medidas a la anquilosada Justicia española.
Entre las caras nuevas, un ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, salpicado por un grave escándalo de sobresueldos, o Alfonso Dastis, quien sustituye a un díscolo Margallo por sus incómodas pretensiones sobre Gibraltar.
Cierran la lista la discreta Isabel Tejerina, que no ha hecho nada para evitar que los productos agrícolas marroquíes puedan competir en Europa con los españoles, o que los agricultores franceses sigan volcando camiones en la frontera, pese a que los medios de comunicación nacionales continúan silenciando este asunto; Álvaro Nadal quien ha mentido sobre su supuesto doctorado en Harvard; o Dolors Montserrat Montserrat, una ex-concejal sin experiencia en Sanidad y cuya empresa familiar debe 2,5 millones de euros a Hacienda y Seguridad Social.
Con este plantel de ministros y su presidente a la cabeza, no auguramos una legislatura apacible, honesta ni beneficiosa para el pueblo español.
