Comienza la cuenta atrás para el gobierno separatista de Artur Mas y de Oriol Junqueras. El diagnóstico, pese a la complejidad de la situación política y la elevación del nivel de crispación social, es previsible: el presidente de la Generalitat forzará las elecciones anticipadas, para consumar su suicidio político.
El Gobierno de lo que hasta ahora venía siendo España no suspenderá la autonomía, y esta tibieza le pasará factura. Quien saldrá reforzado de toda esta astracanada es Oriol Junqueras y ERC, que se hará con las riendas del poder en una Cataluña, en la que ni Ciudadanos ni Podemos serán fuerzas significantes, pese al previsible aumento de votos.
Mientras tanto, seguirá la chispa encendida por los separatistas, que saben que gane quien gane en las próximas generales, Rajoy o Pedro Sánchez, alcanzarán, al menos, pequeñas victorias que les darán alas para llegar, dentro de no mucho tiempo, a su ansiada independencia. Esta es la gran tragedia de España: no que quienes no creen en ella quieran destruirla, sino que quienes deberían velas por su integridad la sirvan caliente, en bandeja de plata.
Falange Española de las JONS