La cara más rancia del separatismo, en este caso el gallego, ha tenido su hueco entre tantos titulares de una ajetreada semana: La Audiencia Nacional ha condenado a Eduardo Vigo Domínguez y Roberto Rodríguez Fiallega por los delitos de pertenencia a grupo terrorista, tenencia de explosivos con fines terroristas y falsificación de documento oficial. A los otros dos acusados, Antón Santos Pérez y María Osorio López, les ha impuesto 10 años por pertenencia terrorista y falsificación.
Vivimos en la España del pensamiento único, sometida únicamente a los diferentes toques de matiz que dan, en cada caso, PP y PSOE. desde las instituciones nos venden un separatismo democrático, cuando no hay nada que vaya más en contra de la voluntad popular que obligar a una mayoría de españoles a soportar la tiranía de un grupo de separatistas. Pero aún es más grave el hecho: aquellos que deberían formar parte de la barrera de contención de estos movimientos disolutores son precisamente quienes les dan alas, dádivas y subvenciones para mostrarse políticamente correctos.
Los falangistas no somos políticamente correctos. Los falangistas tenemos sentido común. El separatismo es malo para el pueblo español, el régimen de partidos que lo ampara es malo para las personas, por estar sometidas a su dictadura, y por supuesto, el terrorismo que encarnan, también. Por ello felicitamos a quienes ponen a estos criminales contra las cuerdas. ¡Que se pudran en la cárcel!