La agresiva diplomacia de la Unión Europea vuelve a causar estragos. Desde hace décadas, la UE ha estado detrás de diferentes golpes de Estado, tumultos y revueltas sociales en buena parte de la geografía africana y asiática. Instigadores de las revueltas árabes, que en la mayor parte de los casos se han ido de las manos, han concluido entregando el gobierno a facciones del integrismo islámico. el avispero sirio, que se ha cobrado dos secuestros de españoles esta misma semana, es buena muestra de la torpeza con la que Bruselas trata de hacerse un anillo de protección.
Porque no hay que olvidar, que los planes estratégicos de la Unión Europea buscan rodearse de un sistema anular de estados tapón, que impidan agresiones de terceras potencias. Bien mediante ventajosos acuerdos comerciales, bien mediante alianzas militares o gobiernos títeres, La Unión Europea mantiene relaciones comerciales ventajosas con Marruecos y Argelia, y ha intentado instaurar gobiernos afines en Túnez, Libia, Egipto y Siria a través de las revueltas árabes. en el caso de Siria, ha financiado al heterogéneo bando rebelde, donde conviven salafistas, terroristas de al-Qaeda y milicias chiítas con algunos grupos de oposición democrática. Ucrania, que es una de las puertas europeas a Asia, era un país geopolíticamente estratégico, ya que permitiría controlar el paso el Mar Negro, y asegurándose un suministrador de gas ruso, estar lo suficientemente protegido de Moscú.
Pero este plan diseñado desde los despachos de Bruselas y del eje de acero Berlin-Paris, hace aguas por todas partes. Egipto es un caos, Siria está inmersa en una cruenta guerra civil, en ucrania los opositores han salido a las calles de Kiev y los países del magreb se las ven y se las desean para contener a las células yihadistas que operan en sus territorios. La política europea de injerencia en terceros países sigue demostrando su falta de efectividad, su crueldad y su esterilidad.
¡Basta de injerencias!
¡Por las Patrias soberanas!