Si ya resulta incomprensible que un país como España tenga 2,3 millones de niños pobres y otros 8 millones de adultos, y que seamos el segundo país por detrás de Rumanía en índice de pobreza infantil, resulta enojante que las administraciones hayan reaccionado tarde y mal.
El 27 % de los niños españoles es pobre. Y cuatro años, desde que empezó la crisis ha tardado el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad para sacar una exigua ayuda de 17 millones de euros destinados a combatir la pobreza infantil.
Este dinero, que se da a las CCAA, lejos de ser distribuido de manera igualitaria, de tal forma que Ceuta y Melilla son los lugares que más dinero recibirán, con 1,3 millones y 1,2 millones, respectivamente, para un porcentaje de población empobrecida, del 41,8% y el 41%; Canarias con 1,23 millones (39,7%), seguida de Andalucía (1,2 millones y 38,7%), Extremadura (1,19 millones y 38,4%), Castilla-La Mancha (1,16 millones y 37,3%) y Murcia (1,15 millones y 36,9%).
Al margen del reparto, es inconcebible que 10 céntimos por día vayan a paliar el hambre de los niños españoles, mientras el congreso tiene un presupuesto anual de 83,4 millones de euros y el senado 53 millones.
Los falangistas queremos acabar con esta situación. Los niños nacidos en España no merecen ser pobres, y España no debe ser un país tercermundista. El problema es que la casta nos ha esquilmado, nos ha empobrecido. Siguen llevándose nuestro dinero a través de impuestos, de tasas, de burbujas inmobiliarias y de la privatización de los servicios públicos.
Por ello los falangistas queremos un nuevo modelo social, en el que los niños españoles no estén desnutridos, y puedan, con el estómago lleno, alcanzar el máximo potencial que les permita alcanzar su futuro. Hoy no tenemos eso…
Falange Española de las JONS