Las elecciones griegas han arrojado un resultado “contranatura”: la alianza del conglomerado de extrema izquierda aglutinado en torno a Syriza, y su pacto electoral con el centro-derecha evidencia por un lado la debilidad del discurso tradicional del liberalismo, que no duda en inmolarse con sus demonios para seguir estando a flote, y por otro nos descubre el ansia de poder de aquellos desarrapados cuyo único interés político es el de formar parte de la casta a la que denuncian grandilocuentemente.
En España no ocurre algo diferente: Podemos, nutrido de la élite subvencionada universitaria, se reúne con los más granado del socialismo: Zapatero. El ex-presidente, ningunea a su candidato y se acuesta con el adversario, quien sabe a cambio de qué oscura operación pre o postelectoral de las que ya nos tienen acostumbrados desde el 11M.
Algo anda mal en la Unión Europea cuando Grecia, el país que fue embrión cultural de ese territorio no encaja en el mismo, cuando los mercaderes han ganado la batalla a los filósofos y tratan de convencernos de que sus mercados son la verdadera filosofía vital de este territorio antes conocido como la Cristiandad. Cuando eso sucede es hora de plantearse hacia adónde quieren llevarnos esos mercaderes y si vamos a permitírselo sin plantarles cara… Grecia ha elegido un camino equicvocado para denunciar el ostracismo al que será condenada si no pasa el aro formado por las estrellas de una bandera, que ni es la nuestra, por que no nos gusta, ni es la nuestra por que no la elegimos.
Falange Española de las JONS