Las políticas de recortes en la Sanidad Pública española están siendo aplicadas desde las Comunidades Autónomas, que son las que tienen asumidas las competencias sanitarias, con el beneplácito del gobierno central.
Estos recortes se trasladan a una política restrictiva de personal produciendo un empeoramiento de las condiciones de trabajo y aumentos de los horarios, así como disminuciones salariales en algunas de ellas y un descenso del número de profesionales sanitarios. A medio plazo, el deterioro de las condiciones de trabajo y la disminución de los profesionales sanitarios conllevan, inevitablemente, un deterioro de las prestaciones al aumentar la presión asistencial, y favorece un descenso en la calidad de las actuaciones del sistema sanitario.
En muchos casos se está produciendo una disminución efectiva de la capacidad asistencial de los centros públicos, con cierres de camas, consultas, quirófanos, disminución de personal de guardia, etc. Otro de los fenómenos que se observa es el aumento de las privatizaciones.
Los falangistas combatimos la idea de que el mercado es el mecanismo más eficiente de asignación de recursos en todos los órdenes de la sociedad que nos impone el liberalismo, y que ha producido un ataque sistemático a los principales sistemas de protección social.
En España, los objetivos son bien conocidos, pero se pueden concretar de diferentes maneras: desregulando los servicios sanitarios públicos y favoreciendo a pseudomercados y/o a mercados internos incentivando la presencia del sector privado dentro del Sistema Nacional de Salud aunque sea a costes exorbitantes, recortando los presupuestos públicos para deteriorar la Sanidad Pública, conscientes de que uno de los principales obstáculos a la política privatizadora es el convencimiento generalizado de la población y de los profesionales de que la calidad de la atención sanitaria es significativamente mejor en el sistema público, estableciendo copagos y fomentando el aseguramiento privado y, en fin, segmentando la asistencia sanitaria, con un sector privado que atienda a las clases altas y medias‐altas y estableciendo una nueva beneficencia para los sectores de asalariados con menor poder adquisitivo (recuérdese que más del 60% de los asalariados cobran menos de 1.000 euros al mes), parados y pensionistas.
Frente al paradigma dominante liberal de convertir la salud en una mercancía con el que grandes empresas multinacionales y las oligarquías locales puedan elevar la tasa de ganancia del capital, FEJONS se posiciona en la orilla opuesta, la de considerar la Salud como un derecho individual de las personas y un deber de las personas con la comunidad.
La Salud, por tanto, solo puede concebirse, desde la concepción falangista del mundo, como un subsistema de la comunidad, de carácter colectivo y, por tanto, integrado en las funciones del Estado. Un subsistema socializado e igualitario, pues la vida es única e independiente para cada persona, cuyo valor es el mismo para todos independientemente de cualquier otra consideración social, cultural, política, étnica o religiosa.
Falange Española de las JONS