Un partido con “Caja B”, un Partido Podrido de corrupción, no tiene legitimidad para exigir desde el Gobierno a los españoles que paguen los altísimos impuestos que se pagan en España.
El sumario de la Gürtel ofrece ya datos concluyentes. La práctica de los pagos en “B”, la contabilidad paralela y las “mordidas” a cambio de adjudicación de contratos han sido el día a día del Partido Popular durante años.
Un Partido Popular que, desde el Gobierno, se ha mostrado implacable con las clases modestas españolas a la hora de subirles los impuestos y hacer descansar sobre sus hombros una asfixiante presión fiscal.
Asfixia tributaria de la que las grandes fortunas escapan a través de los instrumentos que tanto PP como PSOE les han proporcionado -véase el caso de las SICAV– o llevando sus fortunas a paraísos fiscales. Una práctica que no sólo no ha sido impedida por los gobiernos populares sino que forma parte de las prácticas habituales de algunos de los dirigentes del partido como Luis Bárcenas, Francisco Granados o el Senador Luis Fraga.