La noticia de que la Agencia Europea del Medicamento no fijará su sede en Barcelona ha echado más leña al fuego de la crisis separatista de Cataluña, aunque lo cierto es que la crisis política que ha provocado el virulento odio separatista, desbocado en su fase final por la inacción del Gobierno que debería representar a todos los españoles ha sido determinante en la elección de Amsterdam como sede.
Sin embargo, no debemos olvidar que las instituciones europeas son celosas de mantenerse en la órbita centroeuropea, y este caso no ha sido diferente.
Que Barcelona se quede sin ser la sede de la Agencia Europea del Medicamento no deja de ser una anécdota, pues lo que deberíamos exigir al gobierno son políticas proactivas de creación de empleo, medidas que eviten la deslocalización de industrias, y una política social que permitiera reconvertir a los trabajadores que actualmente se encuentran “en vía muerta”, para otros sectores productivos.
El Gobierno sigue siendo la correa de transmisión de una Unión Europea que relegó a una potencia como España a ser mera gestora de servicios. Sin minería, sin pesca, sin industria… los españoles nos convertiremos en la mano amiga que sirva los medicamentos para la artrosis a los jubilados industriales alemanes, que estén tomando el sol en nuestras playas.
Falange Española de las JONS