En plena vorágine neoliberal, el concepto genuino de sindicalismo se encuentra en la vía muerta. El amarillismo captador de subvenciones ha traído una infantilización de la lucha obrera, en la que las agrupaciones sindicales se han amaestrado a golpe de subvención, con la condición de no reclamar derechos laborales, sino una suerte de derechos universales que nada tienen que ver con el trabajo. Amparados en la ideología de género, los sindicatos españoles del sistema van perdiendo afiliados al mismo tiempo que avanza imparable el recorte de los derechos laborales.
Mucho ha cambiado CCOO desde que fuera fundada por un grupo de falangistas allá por los años cincuenta.
Entre aquellos, destaca por su honradez y fidelidad personal Ceferino Maestú. Ceferino nos dejó anoche huérfanos de un referente tan importante en el pensamiento nacionalsindicalista. Fue periodista, fundó varias agencias de noticias, y sobre todo, fue un gran activista sindical durante la dictadura franquista y la Transición, lo que valió la cárcel.
Hijo de un republicano fusilado por el régimen de Franco, fue fundador de la clandestina revista Sindicalismo y refundador de las tertulias de La Ballena Alegre. Escribió las obras La vida que viví con los demás y Los enamorados de la revolución. La Falange y la CNT en la II República Española.
Ceferino marcó durante muchos años, el norte de la lucha sindical para los falangistas. Allí donde estés, gracias.
