España vive una nueva burbuja: la del I+D+i. Anualmente, cientos de millones de euros se destinan, supuestamente, a subvencionar acciones de investigación, desarrollo e innovación destinadas a empresas públicas o privadas. En muchos casos, para pagar productos que ya están en desarrollo. El problema radica en que muchas de estas ayudas son ineficaces, ya que se basan en préstamos al uso. Las empresas o consorcios de I+D+i aprovecharían mucho mejor los recursos con ayudas directas fiscalizadas, en lugar de obligarles a contratar préstamos con una entidad bancaria comercial, que se lleva un buen pellizco, y burocratizando excesivamente los procesos.
El fondo de todo se este asunto es el de pretender llevar a España a la vanguardia de la investigación, cuando lo cierto es que el sistema educativo es desastroso, las universidades son pequeños reinos de taifas muy anquilosados en viejas estructuras burocráticas, frente a universidades privadas o empresas que mantienen grupos de investigación mucho más dinámicos.
España debe liderar la vanguardia de la ciencia y la tecnología. Pero es un largo proceso que hay que trabajar desde la base de la educación, desde los colegios. Los falangistas, que proponemos la nacionalización de la banca, crearíamos un banco nacional de crédito científico, en el que el flujo de dinero fuera un servicio, y no un negocio. Solamente garantizando este flujo, se permite la financiación de proyectos ambiciosos. Y sólo así podremos construir un país a medida de nuestras expectativas.
Falange Española de las JONS